viernes, 27 de julio de 2007

Algo del 2005

De repente crecemos por un golpe
y tenemos que saber estar aquí.
¿Por qué nadie mierda nos enseña a vivir?

Los amigos vienen y van
como ves a un tren pasar
pero es verdad que algunos dejan huellas
que no se borraran.

Ríes, lloras; corres, caes;
la vida es un sube y baja que no va a parar.

La gente compra y compra
y los ricos ganan más,
gracias al pobre que cae en sus frases pegajosas
trabajadas para despertar el instinto animal.

La sociedad nos pide más y más
yo solo quiero irme y respirar,
vivir del arte y con el corazón en paz
pero mi papá dice que debo ganar.

Ríes, lloras; corres, caes;
la vida es un sube y baja que no va a parar.

Todo está en tí,
la vida está en tí...
solo tú sabes para donde debes ir.

viernes, 13 de julio de 2007

Ataduras de un Ayer

Abro los ojos y estoy inmersa en la oscuridad. Noto que estoy sentada y abrazo mis rodillas, siento frío. Al parecer estoy sola pero nadie me lo asegura. Me siento cansada trato de recordar el motivo, mas no lo logro, no recuerdo nada. Esta situación me desespera, ¡quiero saber como llegue aquí!
Escucho un murmullo. Se me pone la piel de gallina, aunque el sonido me parece familiar. Cada segundo es más fuerte. Se acerca. Me llama “Mi Niña”.
Siento una mano en mi hombro, reacciono y me corro. Reconozco a un hombre adulto, tiene la voz dulce y la mirada fría. Me sigue llamando “Mi Niña”, no lo soporto aunque en sus brazos me siento protegida. Me habla de mis padres, que son amigos de él y que están muy felices conmigo, yo no le pongo mucha atención porque sus manos comienzan a recorrer mi cuerpo, me toca con afán y algo de pasión. Comienzo a tiritar de nervios y con su voz dulce me dice al oído: “Cálmate Mi Niña, debes estar contenta de que a tus 8 años puedas conocer las manos de un hombre como yo” y me abraza firmemente. Trato de escapar y no puedo, además ¿adonde iría? Si todo esta tan oscuro y no puedo ver lo que hay unos metros más allá ¿y si hay otra persona? ¿O un monstruo que me comerá? Prefiero quedarme en los brazos de mi tío, al fin y al cabo él es amigo de mis papás y no me haría daño a pesar de que sus manos están en mi vagina y no me gusta nada… mejor cierro mis ojos.

Despierto y estoy en un cuarto, creo haber descansado bien a pesar de estar tendida en el suelo. Veo una puerta, donde del otro lado proviene el sonido de una fiesta, me animo y voy a ver que pasa; hay chicos y chicas bailando, otros besándose, todos felices y con vasos en las manos. De repente escucho mi nombre, busco quien me llama y reconozco a mis amigas, voy a su encuentro. Me dan un vaso y un chico me invita a bailar, acepto de lo más feliz porque no es nada feo. Después de varios bailables y de haber disfrutado al máximo ese momento - no estoy acostumbrada a que chicos me inviten a algo-, tocan un tema romántico; él me abraza y me dice al oído: “Eres muy linda, Mi Niña”.

Lo empujo y salgo corriendo mientras grito que él no tiene derecho a llamarme así. Sentimientos de rabia, desprecio, vergüenza, y pena me inundan. Mis amigas llevan al cuarto donde desperté, ahora lo veo bien; es un dormitorio sencillo, solamente tiene una cama y un velador. Ellas me sientan en la cama y me tratan de calmar, me preguntan que me paso, porque hice todo eso. Lo único que respondo es “No sé “y me largo a llorar, abrazo a una de ellas, mi amiga más cercana. Me tranquilizo tanto en sus brazos que siento que me voy a otro planeta, a veces vuelvo a este mundo y siento un calor especial en mi cuerpo: nos estamos besando, tocándonos, amándonos.

Voy en la micro, no sé que me paso. Miro a mí alrededor y la gente me observa de manera extraña, me miran como un bicho raro. Retiro la mirada y me dedico a contemplar una mosca que camina por el vidrio, a mi cabeza llegan imágenes de un cuarto oscuro, estoy sola, un hombre mayor me toca, siento desprecio hacia él y tengo miedo, una fiesta, un chico me dice “Mi Niña”, lo empujo, mi amiga me consuela, me besa, me ama. Me siento tan sucia e insignificante como una pequeña mosca.
Reconozco su casa y me preparo para bajar. Mi mente esta inquieta, debo pensar si el “acepto” de mi boca será para mejor, si es bueno empezar una vida juntos con Víctor.
Estoy frente a él, la micro ya partió.
Me saluda: “Hola Mi Niña”.
Sin motivo me largo a llorar, ¡por favor sáquenme de este infierno!

viernes, 6 de julio de 2007

ante el espejo

Ojos café, cara redonda, pelo que cada día parece más a un nido de pájaros. Contextura media macisa, un busto que es capaz de llamar la atención. Oh, ¡grasa! en los brazos, vientre y piernas... leve cintura que se pronuncia gracias a la proporción de las caderas. Media vuelta : espalda larga, a la cual le siguen unos perniles que contienen la referencia de la pelvis: mmm, piernas proporcionadas... me acerco un poco más y centro la mirada en esos ojos, generalmente tristes, un poco más y me logro ver en ellos. Me doy cuenta: haya dentro hay cosas que quieren salir...