así lo creo

la vida te enseña cosas y no a través los mejores métodos.

He aprendido a quererme y a superar barreras, he aprendido a amar y de a poco a tomar desiciones. He aprendido a ser mujer.

Pero algo que he aprendido y no puedo dejar de nombrar, es vivir con la muerte golpeando a tu puerta. Me he dado cuenta que muchas veces nuestra concepción de la vida nos hace creernos dueña de ella, vivimos proyectandonos y por un futuro que en realidad no sabremos si llegará ... se nos olvida que quien siempre está detrás de nosotros es la muerte ... sí, hay que aprender a vivir pensando que todo tiene un final, pero que puede ser triste o feliz.

Las circunstancias han hecho que la muerte deje de ser silenciosa, por lo que tengo la oportunidad de día a día encargarme de ella ... pero no me quiero estresar pensando que nada durará, todo lo contrario me quiero emocionar por el ahora y porque de verdad cada momento es un regalo.

Las enfermedades en circulo cercano nos han jugado una mala pasada y ante ellas hay dos opciones: llorar por el sufrimiento y por el futuro desalentador o disfrutar cada segundo junto a los que quiero.

Es triste aprender esto mediante experiencias dolorosas, mas estoy feliz de saberlo.

Hay que amar y vivir a concho ... amar intensamente y lo demás es complemento. No permitas que te asusten o repriman tus acciones, tú vida es sólo tuya y nadie puede vivirla por tí.

Gracias por ser el motor de mi vida, por permitir que nazca este amor y que seas fuente de energía y motivación, no importa la distancia ni el tiempo tus acciones han quedado para siempre: Lela, mamá, papá, Romina, Nacho, Homero, Jessica, Paloma, Carolina, Solange, Nathalia, Cinthya, Daniel, Alejandro, Monga, Judith, Xela, Fabiola, mOka, Bimbo, madana, Natty, Jaime ... por supuesto mi Señor y Fernando Antonio Araneda Peréz.